En el espíritu de: Walt Witman - con bitácora de Ricardo Marcenaro acerca de lo que sucede haciendo esto

Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in | Posted on 0:28


Walt Witman 

 

De vez en cuando hago un ejercicio que descubrí haciendo mi trabajo de artista en la Net.
No sé como se me ocurren esas cosas, simplemente pasa, algo me dice qué hacer, no programo nada, camino día a día, ganas a ganas.
Sé que soy perceptivo pero no me devano el cerebro con asuntos como el rating y toda esa basura, y me parece que por ahí pasa que la gente siga los blogs: gusto y corazón, nada más. Simplemente, Dios quiera que de ellos sude una espiritualidad de amor en grande.

El ejercicio consiste en poner en la foto que caracteriza mi perfil en el Facebook, el rostro de alguno de mis amados maestros. Ellos están en un álbum que se llama “Beloved Masters”, de todos ellos siento que algo he aprendido.

No trabajo con un libro al lado del Maestro por el que hablaré. No hago una interpretación de sus palabras en el sentido común de la palabra.
No hago trampas.
Pongo la foto, apenas lo pienso, lo que realmente pasa es que dejo que el Maestro de apodere de mí.
Sin ser un trance como lo vemos en las películas: es un trance.
Sin ser un médium como vemos en los libros de personas que se reúnen para una consulta, soy un medio, que es ser un médium, de cierta forma.

Examino que dentro del arte, hay artistas y corrientes del ser artista que trabajan desde diversos lugares, uno de estos es el que considera que el arte es una actividad humana vinculada a lo sagrado.
No somos sacerdotes ni se figuren cuestiones dramáticas ni crean que vestimos sotanas o disfraces.
Cito por ejemplo a alguien que trabajó en este lugar del arte en Argentina, Xul Solar, sin dudas.
Somos aves raras, es algo que sentimos, no podemos ser de otra forma.

Lo que pasa en esta cancha vinculada a lo sagrado, según lo veo y lo vivo exclusivamente para mí apenas hablándolo, pero a ésta altura de mi vida ya sin miedo alguno a manifestarme, en la conciencia de transmitir lo que hago, es que abro un canal totalmente conectado con el alma.

El alma es el inmortal que tenemos, por eso existen las ánimas, hablaré de eso en su momento, cuando esté preparado, no quiero dispersar el punto en el que me encuentro.

Así, al abrir ese canal, soy yo pero no lo soy, no voy a saber definir precisamente lo que pasa y sé que el simplemente respetar ciertos misterios, no tratar de penetrar todo con los pensamientos, en lugares que no son del hombre, puede ser una falta de respeto, una osadía que apague y aleje, por lo cual soy muy cauto con ello.

El ser y no ser es en mí, llenarme de ese él elegido, lo hice con Miles Davies, tengo que recuperar esos textos del Fb que no guardé en mis words, habían cosas suculentas ahí.

No es fácil el hacer esto, en el caso de lo que presentaré en esta, viví tres días adentro de la situación, no es fácil porque algo y alguien te dice que te sientes a decir y a partir de la primera letra no hay un segundo de duda, las palabras corren una tras de la otra, al finalizar te das cuenta que todo es redondo, yo, personalmente me considero aún incapaz de hacer esto, no tengo literatura, hay chispas nada más, vaya a saber por qué, seguro que por no haber trabajado lo suficiente en esa dirección por no haber tenido ese hambre también, estoy en una búsqueda en que el arte es un medio, no quiero ser Rimbaud, no quiero ser el mejor escultor del mundo aunque quiero hacer trabajos inmensos ahí, pero no por distinguirme, por emocionarme no más, vivir en la emoción me gusta.

A veces necesitaba descanso, me iba a la cama, pero en la cabeza me rondaban palabras que dejaba fugar y sé que no debo hacer eso, entonces me levanto así este partido en dos y obedezco, espero a que venga y voy, vamos juntos, eso es, el médium va con, lo acabo de descubrir.

Pongo esa palabra que puede entramparles el cerebro si no quieren percibir, carga prejuicios, demasiadas imágenes reiteradas y fabuladas, pero me gusta la palabra clara y exacta y abomino de los disfraces y las situaciones falsas.

En todo caso y siempre se que es un Don, lo pongo en mayúsculas pues es de Dios, que es de todos, que nos los da a todos como un paquete cedido al nacer y que cada uno decide qué hace con el, no soy nada diferente a nadie, no tengo mérito que me distinga de nadie, tengo una vocación de ver y soy conciente por haberlo percibido y visto en la vida que: Dones que no se trabajan nos son retirados. No quiero que me pase eso, de eso, yo que creo no tenerle miedo a nada, soy temeroso. Por eso la práctica, por eso el ejercitarme, por eso este ejercicio que aquí comparto:



CARA WALT WITMAN 
HABLANDO POR ÉL.



Entre mis iguales me moví, al carretero le llevé las riendas, al herrero inflamé la fragua por verle brillar el brazo tiznado arbolado de venas, al aborigen le grité en el Gran Cañón para que acercara sus caballos y fuéramos a pasear entre historias, cazamos venados, comimos bajo la luna, bebimos del grano y amamos toda la noche las hijas de la tierra apasionadas y generosas.
Aún tiemblan en mí estos recuerdos.

Soy yo, el gran americano, el que en su viaje se encarna en el espíritu de su amigo del Sur y lo raja hasta que tiemble y se le deshagan las tripas.
Soy yo en él, aquél que no fue delicado y supo amar hasta sangrar la última gota y se bebió el dolor en la sonrisa.
Soy yo, el gran americano, el de la América total y sin banderas.
Esa es mi patria: La Poesía.
No hay cosa más libre, por ella ofrecí la vida.

Este es el hombre, el que busca y no teme a la oscuridad pues sabe que de ella devendrá la luz.
Soy el que bucea con las ballenas hasta lo más profundo y le guinea el ojo a los volcanes submarinos que besan flores inauditas.
¿Quién más que un poeta pudo anunciar esto?
¿Quién más que un hombre que sueña pudo verlas? 
¡Despertad pues, dejad los escondites y las escondidas!

Escuchad poetas del mundo: De muchos aprendí mas de ellos no me hice pues lo mío imperaba a los gritos.
Soy  Walt, la persona, el adorador salvaje, el que traga ríos, mares y llena de océano la letra. El que decidió dejar de llorar.
Nadie me enseñó a ser así, por eso crecí libre, dándome a mi mismo la libertad que nunca pedí.
Sed libres pues de mí y de vosotros, no premeditéis ni pretendáis, vomitad, es muy simple.

Cuando viví entre ustedes me revolqué en la hierba de la vida como un niño y como un niño fallecí, alegre, festejando intrigado en la sorpresa a la que mi cambio de estado, iría. Así fui, fuerte, grandioso, sin pena, más humano que nunca, entre los alcatraces que me saludaban atravesando las olas embravecidas con una palabra para Walt prendida a la boca. Mi mensaje se elevó, aún se eleva.

Escribí un libro eterno: Humano. Agregué a la eternidad finita: Festejo.
Es nuestra la ilusión de eternidad sabiéndola contradicha, voraz letra: Persona. Mi cuerpo fue devorado, sentí los gusanos sin dolor, festejé el poder de la tierra, mi útil transformación, mi conciencia viva de muerto en mi obra: Sobrevive.
Extraño las redacciones, el olor a tabaco, el sexo dedicado, caminar con esfuerzo y alegría: No saber.

Saludé mi patria en cada lugar que estuve con mi cuerpo o imaginando, quería que esa gente nueva supiera la sagrada tierra que pisaba, conciencia, festejo de lo nuevo abrigando la esperanza de millones que escapaban de la lágrima, el hambre, la persecución y en una América libre vieron que el sueño a la realidad su fe rendía esperanzas.
No esperé, fui urgente, supe claramente cual era mi rol.

Mi amigo está cansado, no soporta su cuerpo ni mi conciencia.
¡Ea pues, amigo! A los lagos de Yellowstone, ahí enfriaremos nuestros cuerpos hasta que al fuego de la noche, entre perfumes de humo resinoso el alma nos diga a quién cantaremos. ¡Ven conmigo amigo del Sur maravilloso!, tú también habitas mi América grande, soy tu hermano, nosotros solo hacemos poesía, ella besa a la humanidad toda.

Mi amigo muerde la carne del venado, salvaje como yo, sus Andes son mis Rocallosas. Perfectamente nos entendemos, nuestras letras se mezclan con la felicidad del correr como infantes por los pasos donde a cada vuelta de laberinto el camino es vértigo renovado.
Aquí el Mustang resoplando, allá el Criollo aguantador como ninguno, aquí el águila surca lo que allá el cóndor, vigía de lo que en el aire: Poema.

Ésta es la raza que no teme ser nueva, aquí todas se mezclan con todas, religiones, países desde donde vengan los sedientos a saciarse, a por fin vivir la paz, constructivamente, también.
Así es ésta América de razas sin razas, es la tolerancia aún aprendiendo: Iluminará a los viejos que guerrean sus siglos de rencor.
Dadnos a sus pobres, enriquecerán en la mesa diaria al festejo del pan espiritual ofrecido.

La consternación de la edad la viven quienes han vivido para su piel, yo soy Walt, en mí el contenido, la celebración de lo que conocí e imaginé conociendo, mi mente viajó este mundo: vio, vivió, palpitó hasta el aleteo más suave del ave más frágil que alegra la ventana del soltero anunciándole pronto amanecer.
Elegí cantar a nuestras grandezas desequilibrando a tanto penoso que quiere volvernos pobres.

Aunque fui claro no me importó que en mí tiempo de vida no me entendieran, mi visión era panorámica, yo sabía perfectamente de qué éramos capaces y cuales eran mis capacidades, de eso nada expliqué: poesía que explica mata sus versos, no es poesía.
Hice poesía con toda el alma del corazón encendido y de la gran escuela del periodismo me alimenté, en mi época había que saber para sentarse en la redacción de un diario.

Sí, yo soy Walt, la voz del hombre que no quiere agacharse al poder de los que clavan cizaña en las mentes. Mis últimos días fueron de bondad, mi foto lo refleja, eso hace el conocimiento que no pretende. Quise la sabiduría, la busqué obsesivamente en cada rincón de lo vivido, no me quedé en el dolor, nublado, resentido, aunque mis huesos chillaran y lágrimas empaparan el lecho: Mi soledad fue digna.

En los campos de batalla nadie como yo, ensangrentado a nadie maté y en mis brazos murieron muchos desconocidos, de ahí, inmediato, a los suburbios, rondas infantiles, mi barba al aire, reíamos ignorando, ¡que se muera la muerte de muerte! cantábamos a los gritos, tanto que los vecinos:
¿Estáis vivos? ¿Qué pasa ahí?
A una ventana le acerté, hay que ver como se reían esos niños ¿No vale el empeño esa risa?

Cansado de ver como medían decidí abrir mi plexo de par en par, que toda mi humanidad saliera, hay algo sagrado cuando nos disponemos y hacemos eso, una transparencia sutil aflora y se apodera de tu vida y tu vida es más tu vida que nunca.
Me propuse fielmente dejar de temer ¿Para qué afear? ¿Para qué resentir? ¿Para que frenar lo que no está mal?
Hice el bien de la única manera que pude: Siendo.

Y fui feliz Siendo: Ser es Hacer, no limitarse, hacerse de la propia grandeza para no sentirse más pequeño
¿O qué hace un niño que sin excusas imagina lo imposible?
¿Y no lo siente? ¿No lo vive? ¿No lo ve?
De mi carne el niño que fui nunca escapó, no lo dejé amargarse absurdo, normal. Respeté, un niño de verdad fui, puro, inocente: No negué la inteligencia del corazón dictando.
¡Fuerza!

Ahora veo mi nombre por todos lados, muchos hablan de mí, no me han entendido totalmente.
No trabajé para el nombre: Trascendí.
El arte no es vía para lucirse, eso hace ha superfluos, amanerados, a los que gustan cosquillarse a si mismos para festejarse, estúpidos, vanos.
El arte es una excusa, una vía del conocimiento para mejorar, ¿mármoles en bolsillos? ¿Se mastican? ¡Honestidad!

Golpead las rocas tan fuertemente que las obliguéis a sacar su jugo, exprimid la vida como con la uva para resumir el vino, respirad tan profundo que sintáis que los pulmones se os rajan, inundaos de vida ya que mañana no sabéis si estaréis vivos.
Que cada letra sude, que cada letra sangre, que cada letra sea una carcajada de festejo, mirad con bondad y de nada saquéis la vista, sed curiosos: ¡Tened sed!

Los exhorto a vivir, eso hice con lo que ustedes llaman literatura y para mí fue nada más que escribirme, poner afuera para conocerme, lo mío no fue complicado, demasiado sencillo fue
¿Qué mérito tiene hacerse, decidirse a mirarse a los ojos y verse de verdad con la verdad? ¿Eso es literatura?
NO: eso es vida, el poema fue mi vía, mucho debí recorrer para comprenderlo, por eso mis últimos días fueron de paz y bondad.

Agregué y agregué a un mismo libro, así fue mi vida, siempre sobre el mismo lomo. (Ésta no la puse en el Facebook pero la pongo aquí)

Febrero 2010
 Por Ricardo Marcenaro
al releer, estoy satisfecho de lo que dije a través de Walt




(:)

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